El mercado de alimentos veganos ha crecido exponencialmente, superando los 78 mil millones de dólares en 2025. Este cambio no solo ha transformado la industria alimentaria, sino también la forma en que viajamos.
El turismo vegano —o “veganturismo”— es hoy una de las vertientes más dinámicas del turismo sostenible. No se trata simplemente de encontrar un restaurante con opciones sin carne; se trata de experiencias integrales donde la filosofía vegana impregna cada aspecto del viaje: desde la gastronomía hasta el alojamiento, pasando por actividades culturales, tours éticos y hasta la interacción con comunidades locales comprometidas con la no violencia hacia los animales y la sostenibilidad ambiental.
En este artículo, exploraremos en profundidad los mejores destinos del mundo para veganos, seleccionados tras un exhaustivo análisis de criterios como: diversidad y calidad de la oferta gastronómica vegana, infraestructura turística adaptada (hoteles, tours, transporte), conciencia social y cultural sobre el veganismo, legislación y políticas públicas favorables, y la experiencia global del viajero vegano.
Berlín, Alemania — La capital vegana de Europa
Berlín no solo es la capital política de Alemania; desde hace más de una década, también se ha consolidado como la capital vegana de Europa, y probablemente del mundo occidental. La ciudad respira progresismo, diversidad y experimentación social. Tras la caída del Muro en 1989, Berlín se convirtió en un laboratorio cultural donde conviven artistas, activistas, inmigrantes y jóvenes emprendedores. En ese caldo de cultivo, el veganismo encontró terreno fértil.
A diferencia de otras capitales europeas donde el veganismo aún se percibe como una rareza, en Berlín es una norma social ampliamente aceptada. Según una encuesta de 2023 del Instituto Vegano Alemán (IVB), el 13% de los berlineses se identifica como vegano, y más del 40% sigue una dieta predominantemente vegetal. Estos porcentajes son los más altos de cualquier ciudad europea.
Berlín ofrece una de las escenas veganas más vibrantes y diversas del planeta. Aquí no se trata de adaptar platos tradicionales eliminando la carne; se trata de crear una nueva cocina, innovadora, sabrosa y profundamente arraigada en la identidad local.
Entre los imprescindibles:
- Kopps: Ubicado en Mitte, este restaurante es un referente del veganismo gourmet. Su menú degustación de 7 platos, elaborado con ingredientes orgánicos y de temporada, rivaliza con cualquier restaurante michelín. Platos como el “tartar de remolacha con algas y trufa” o el “risotto de setas silvestres con espuma de coco” demuestran que la cocina vegana puede ser sofisticada y emocional.
- Vöner: El primer kebab vegano de Europa. Fundado en 2010 en Friedrichshain, Vöner revolucionó la comida callejera berlinesa al ofrecer döner kebab 100% vegetal, con carne de seitán marinada y salsas caseras. Hoy tiene tres sucursales y es parada obligatoria para cualquier visitante.
- Brammibal’s Donuts: La primera cadena de donas veganas de Europa. Con sabores como “matcha con pistacho”, “frambuesa y pimienta rosa” o “chocolate negro con sal marina”, Brammibal’s ha convertido el postre en un acto político: demostrar que lo vegano puede ser indulgente, delicioso y accesible.
- Markthalle Neun: Este mercado histórico en Kreuzberg acoge cada jueves el “Street Food Thursday”, donde más del 70% de los puestos ofrecen opciones veganas. Desde tacos de jackfruit hasta ramen de miso con tofu ahumado, la variedad es abrumadora.
Pero Berlín no se limita a lo gourmet o lo callejero. La ciudad cuenta con más de 80 restaurantes 100% veganos y más de 300 establecimientos con menús veganos destacados. Aplicaciones como “HappyCow” o “Vanilla Bean” permiten al viajero encontrar opciones en cualquier barrio, a cualquier hora.
Berlín ha entendido que el turismo vegano va más allá de la comida. La ciudad ofrece:
- Alojamientos veganos: Hoteles como el Veggie Hotel Berlin en Prenzlauer Berg, que no solo sirve desayunos veganos, sino que utiliza productos de limpieza cruelty-free, ofrece amenities ecológicos y colabora con refugios de animales locales.
- Tours veganos: Empresas como Berlin Vegan Food Tours ofrecen recorridos de 4 horas por barrios como Neukölln o Kreuzberg, combinando degustaciones con historia cultural y activismo. También hay tours temáticos: “Vegan History Walk”, “Craft Beer & Vegan Bites”, o “Vegan Brunch Crawl”.
- Eventos y festivales: El Vegan Summer Fest (agosto) y el Vegan Christmas Market (diciembre) son eventos masivos que atraen a cientos de miles de visitantes. En ellos se puede encontrar desde moda vegana hasta cosmética, libros, música en vivo y conferencias de activistas internacionales.
Berlín es pionera en políticas públicas pro-veganas. En 2020, el Senado de Berlín aprobó una ley que obliga a todos los comedores públicos (escuelas, hospitales, oficinas gubernamentales) a ofrecer al menos una opción vegana en cada comida. Además, la ciudad financia campañas educativas sobre alimentación sostenible y subsidia a pequeños emprendimientos veganos.
La conciencia social es palpable: es común ver carteles en tiendas que dicen “Vegan Friendly”, o supermercados como Veganz (la primera cadena de supermercados 100% vegana del mundo, fundada en Berlín en 2011) con decenas de sucursales.
Viajar a Berlín siendo vegano es una experiencia sin fricciones. No hay necesidad de explicar, justificar o buscar desesperadamente opciones. El veganismo está normalizado. Puedes pedir un menú vegano en una cervecería tradicional, en un food truck junto al Muro, o en un club nocturno de techno. La ciudad te recibe con los brazos abiertos, sin prejuicios, celebrando tu elección como parte de su ADN cultural.
Además, Berlín es una ciudad profundamente comprometida con los derechos de los animales. Alberga refugios como Vegucation e.V., donde los turistas pueden voluntariar por un día, o el Tierfriedhof (cementerio de animales), un lugar conmovedor que refleja el respeto berlínés por todas las formas de vida.
El veganismo en Tailandia: entre la espiritualidad y la gastronomía
Tailandia, y en particular Chiang Mai, representa un modelo completamente distinto al de Berlín o Tel Aviv. Aquí, el veganismo no surge del activismo occidental, sino de tradiciones budistas, prácticas espirituales y una cultura culinaria basada en el equilibrio, la frescura y la armonía con la naturaleza.
Chiang Mai, la antigua capital del reino Lanna, es hoy el epicentro del turismo espiritual y ecológico en Tailandia. Rodeada de montañas, templos y bosques, la ciudad atrae a yoguis, meditadores, nómadas digitales y buscadores de vida sana. En este contexto, el veganismo florece de forma orgánica.
Durante el Festival Vegetariano (que en realidad es vegano, pues excluye huevo y lácteos), celebrado cada octubre según el calendario chino, toda la ciudad se vuelve vegana por nueve días. Calles enteras se cierran al tráfico para convertirse en mercados veganos, y los templos ofrecen comidas gratuitas a los devotos.
La cocina tailandesa es, por esencia, vegana-friendly. El uso de tofu, seitán, verduras tropicales, hierbas aromáticas y pastas de curry permite crear platos intensos, complejos y completamente libres de productos animales.
En Chiang Mai, los restaurantes veganos no solo son abundantes; son excelentes.
Imprescindibles:
- AUM Vegetarian Restaurant: Ubicado cerca del templo Wat Umong, ofrece un menú diario de 10 platos por menos de 3 dólares. Su curry verde de berenjena y su pad thai de soja son legendarios.
- Free Bird Café: Más que un café, es un proyecto social que apoya a refugiados birmanos. Todo su menú es vegano, y cada plato tiene una historia. El “curry rojo de camote con leche de coco casera” es un abrazo en forma de comida.
- Khun Kae’s Juice Bar: Ideal para desayunos y jugos detox. Sus bowls de frutas tropicales con granola casera y leche de almendra son perfectos después de una sesión de yoga.
- The Whole Earth: Restaurante con vista al río Ping, famoso por su menú orgánico y vegano. Su “masaman curry con garbanzos y batata” es una fusión perfecta de tradición y modernidad.
Pero lo más fascinante de Chiang Mai es su mercado nocturno vegano en la calle Chang Moi. Cada noche, decenas de puestos ofrecen desde sopa de fideos de arroz con setas silvestres hasta postres de mango con arroz glutinoso y leche de coco —todos veganos, todos deliciosos, todos a precios increíbles.
Chiang Mai no solo alimenta el cuerpo; nutre el alma.
- Retiros veganos y de yoga: Centros como Punspace o The Yoga Barn ofrecen retiros de 7 a 14 días que incluyen alojamiento, comidas veganas, clases de yoga, meditación y talleres de mindfulness. Muchos están ubicados en medio de la selva, con cabañas ecológicas y piscinas naturales.
- Templos y ceremonias: Participar en una ceremonia de ofrendas a los monjes (donde se entregan alimentos veganos) o en una meditación vipassana en el Wat Suan Dok es una experiencia profundamente conmovedora.
- Ecoturismo vegano: Tours a granjas orgánicas, senderismo en Doi Suthep, o visitas a santuarios de elefantes éticos (como Elephant Nature Park, donde no se montan elefantes y se alimentan con dieta vegana).
Aunque Tailandia no tiene políticas públicas veganas como Alemania o Israel, la conciencia local es profunda. Muchos tailandeses practican el veganismo por razones espirituales, especialmente durante festivales religiosos. Además, el turismo responsable ha impulsado a pequeños empresarios a adoptar prácticas sostenibles: desde el uso de envases biodegradables hasta la agricultura regenerativa.
Organizaciones como Chiang Mai Vegan Group ofrecen mapas, tours y hasta clases de cocina para turistas, promoviendo el intercambio cultural y la sostenibilidad.
Chiang Mai es, quizás, el destino vegano más transformador del mundo. Aquí no solo comes bien; te reconectas con la naturaleza, con tu cuerpo y con tu espíritu. Puedes comenzar el día con una meditación al amanecer en un templo, almorzar un curry rojo en un jardín tropical, tomar un curso de cocina vegana por la tarde, y terminar la noche con un masaje tailandés en un spa vegano.
La ciudad es segura, económica, acogedora y profundamente respetuosa con los animales. Es común ver carteles en los restaurantes que dicen “Jay” (เจ), que significa “comida pura” o vegana según la tradición budista.
Además, Chiang Mai es un centro de innovación vegana: desde helados de coco hasta quesos de anacardo fermentado, los emprendedores locales están reinventando la gastronomía tradicional con una mirada ética y contemporánea.
Aunque Berlín, Tel Aviv y Chiang Mai comparten el título de “mejores destinos veganos del mundo”, cada uno ofrece una experiencia radicalmente distinta:
- Berlín es la opción ideal para quienes buscan un veganismo urbano, cosmopolita, activista y de vanguardia. Es perfecto para viajeros que quieren combinar cultura, historia, vida nocturna y gastronomía innovadora.
- Tel Aviv es el destino mediterráneo por excelencia: sol, mar, historia multicultural y una cocina que fusiona tradición y modernidad. Ideal para quienes buscan un veganismo alegre, social y sensorial.
- Chiang Mai es el refugio espiritual y ecológico. Perfecto para quienes buscan introspección, conexión con la naturaleza, sanación y una inmersión en una cultura milenaria donde el respeto por la vida es principio sagrado.
Todos ellos demuestran que el veganismo no es una dieta, sino una forma de vida que puede adaptarse —y florecer— en cualquier contexto cultural.
- Investiga antes de viajar: Usa apps como HappyCow, Vanilla Bean o la app oficial de Vegan Friendly (en Tel Aviv).
- Lleva snacks de emergencia: Barras de proteína, frutos secos o galletas veganas pueden salvarte en aeropuertos o zonas rurales.
- Aprende frases clave: En tailandés: “gin jay” (กินเจ) = “como vegano”. En hebreo: “ani vegan” (אני ווגן). En alemán: “Ich bin Veganer”.
- Conecta con la comunidad local: Únete a grupos de Facebook como “Veganos en Berlín” o “Vegan Chiang Mai Community”. Los locales siempre tienen los mejores tips.
- Sé flexible y abierto: No todos los lugares serán 100% veganos, pero con creatividad y buena actitud, siempre encontrarás opciones.
Berlín, Tel Aviv y Chiang Mai no son solo destinos turísticos; son manifestaciones vivas de un cambio de paradigma global. Demuestran que es posible construir sociedades donde la compasión, la sostenibilidad y el placer culinario no están reñidos, sino profundamente entrelazados.
Viajar siendo vegano ya no es un desafío; es una oportunidad para descubrir culturas, sabores y filosofías de vida que enriquecen el alma tanto como el paladar. Y mientras más personas elijan estos destinos, más rápido se expandirá este modelo ético y delicioso por todo el planeta.
El futuro del turismo es vegano. Y ese futuro ya está aquí, esperándote con los brazos —y los menús— abiertos.
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